domingo, 14 de febrero de 2016

Proverbios 1:7-9 (Matthew Henry)

I. Amonestaciones de la sabiduría

El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza. Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, y no desprecies la dirección de tu madre;porque adorno de gracia serán a tu cabeza, y collares a tu cuello.


Salomón, después de comprometerse a instruir al joven en conocimiento y discreción (v. 4), aquí presenta dos reglas generales para ser observadas con este fin, y estas son, temer a Dios y honrar a los padres, dos leyes de moralidad fundamentales con las cuales Pitágoras inicia sus versos dorados, pero el primero de estos en un muy mal estado de corrupción.  Primum, deos immortales cole, parentesque honora (Primero honra a los dioses inmortales, y honra a tus padres. Para hacer a los jóvenes tal cual como deberían ser,
I. Hacerlos considerar a Dios como ser supremo.
1. Aquí nos presenta esta verdad, que el principio de la sabiduría es el temor de Jehová (v. 7); es la parte principal del conocimiento (y también el margen); es lo más alto del conocimiento, tal es,
(1.) De todas las cosas que han de ser conocidas esta es la más evidente, que Dios debe ser temido, debe ser reverenciado, servido y adorado; es tanto así el principio de la sabiduría que aquellos que no conocen esto, no saben nada.
(2.)  Con el fin de obtener todo conocimiento útil esto es lo más necesario, temer a Dios; no estamos capacitados para sacar provecho de las enseñanzas que se nos dan a menos que nuestras mentes sean poseídas con una reverencia santa de Dios, y cada pensamiento dentro de nosotros sea traído en obediencia a él. Si alguien quiere hacer su voluntad, sabrá de su enseñanza, Juan 7:17.
(3). Como todo nuestro conocimiento debe brotar del temor de Dios, así también debe inclinarse a este como su centro y perfección. Aquellos saben suficiente quienes saben cómo temer a Dios, que son cuidadosos en todo para complacerlo y temerosos de ofenderlo en cualquier cosa; este es el principio y final de la sabiduría.
2. Para confirmar esta verdad, que el observar atentamente a Dios debe dirigir y apresurar todas nuestras búsquedas de la sabiduría, él observa que, Los insensatos (ateos, que no consideran a Dios) desprecian la sabiduría y la enseñanza; no teniendo algún temor de la ira de Dios, ni algún deseo a su favor, quienes no te agradecen por decirles lo que deben hacer para escapar de su ira y obtener su favor. Aquellos que dicen al Todopoderoso, Apártate de nosotros, que están tan lejos de temerle y que lo desafían, no es sorpresa si no desean su sabiduría  y desprecian su instrucción. Notemos, Son necios aquellos que no le temen a Dios y aprecian las escrituras; y aunque pretendan ser admiradores del buen juicio pero en realidad son extraños y enemigos a la sabiduría.

II. Hacerlos considerar a sus padres como sus superiores (v. 8, 9): Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre. Quiere decir, que no solo tendría a sus propios hijos como observadores de él, y de lo que les dice, ni que únicamente tendría alumnos, y aquellos que vendrían a él para ser instruidos, para verlo como  su padre y atender a sus preceptos con la disposición de hijos, sino que tendría a todos los niños para ser obedientes y respetuosos de sus padres, y  ajustarse a la educación religiosa que ellos les dan, de acuerdo con el quinto mandamiento.
1. Se da por hecho que los padres, con toda la sabiduría que poseen, instruirán a sus hijos, y con toda su autoridad, le mostrarán las leyes para su bien. Son criaturas razonables, y por lo tanto no deben darles ley sin instrucción; debemos atraerlos con las cuerdas humanas y cuando les decimos lo que deben hacer también decirles el por qué. Pero ellos son corruptos y obstinados, por lo tanto con la instrucción hay necesidad de la ley. Abraham no solo enseñó, sino que dio orden, a su casa. Tanto el padre como la madre deben hacer todo lo que puedan por la buena educación de sus hijos,  y lo suficientemente poco.
2. Se obliga a los hijos tanto a recibir como a retener las buenas enseñanzas y las leyes que sus padres le dan.
(1.) A recibirlas con disposición: “Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre”; oírla y hacer caso de ella; oírla y darle la bienvenida, y estar agradecido y de acuerdo con esta.
(2.) A estar resuelto a retenerla: “No desprecies su dirección (ley), no pienses que cuando seas mayor, y ya no estés más subordinado a alguna autoridad, podrás vivir como quieras; no, la instrucción (ley) de tu madre es la ley de tu Dios, por lo tanto nunca debe ser despreciada; fuiste criado en la forma en la cual debes vivir, por lo tanto, cuando seas adulto, no te apartarás de ella. Algunos hacen la observación que mientras la ética de los gentiles, y las leyes de los Romanos y Persas, estipulaban que los hijos debían prestar respeto solo a sus padres, la ley divina también asegura honra hacia la madre.   
3. Se recomienda esto lo cual sera adorno de gracia y honor sobre nosotros: Las enseñanzas y leyes de los padres, cuidadosamente observadas y vividas, serán adorno de gracia a tu cabeza (v. 9), tal adorno es, a los ojos de Dios, de gran valor, y los hará lucir tan grandes como aquellos que usan collares de oro alrededor de sus cuellos. Dejen que las verdades y mandatos divinos sean a nosotros corona, o collar, las cuales son emblema del honor de mayor rango; valorémoslas, y ambicionémoslas, y serán eso mismo para nosotros. Estas son verdaderamente valiosas, y serán valoradas, a quien las aprecia más por su virtud y piedad que por su riqueza material y dignidad.   



MATTHEW HENRY

martes, 2 de junio de 2015

Proverbios 1:1-6 (Matthew Henry)

I. El objetivo de los Proverbios

1 Los proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel. 2 Para entender sabiduría y doctrina, Para conocer razones prudentes, 3 Para recibir el consejo de prudencia, Justicia, juicio y equidad; 4 Para dar sagacidad a los simples, Y a los jóvenes inteligencia y cordura. 5 Oirá el sabio, y aumentará el saber, Y el entendido adquirirá consejo, 6 Para entender proverbio y declaración, Palabras de sabios, y sus dichos profundos.


Tenemos aquí una introducción a este libro, que algunos piensan fue prefijado por el coleccionista y editor, Esdras; pero se supone haber sido escrito por Salomón mismo, que, en el principio de su libro, propone su fin en escribirlo, poder mantenerse en su asunto, y perseguir de cerca ese fin. Aquí se nos dice,
I. Quién escribió estos refranes llenos de sabiduría, (v. 1). Son los proverbios de Salomón.
1. Su nombre significa pacífico, y el carácter de su espíritu y de su reinado contesta a eso; ambos fueron pacíficos. David, cuya vida estaba llena de aflicciones, escribió un libro de devoción; ¿está alguno afligido? Haga oración (Santiago 5:13). Salomón, que vivió pacíficamente, escribió un libro de instrucción; porque cuando las iglesias tenían paz eran edificadas (Hechos 9:31). En tiempos de paz debemos aprender, y enseñar a otros, lo que en épocas de dificultades debemos practicar.
2. Él era el "hijo de David"; era su honor permanecer relacionado con ese buen hombre, y él lo reconoce así con buena razón, porque a él le fue mejor por eso (1 Reyes 11:12). Lo habían bendecido con una buena educación, y se había orado por él (Salmo 72:1), el efecto de ello eran su sabiduría y utilidad. La generación de los rectos es bendecida así, que sean de bendición, bendiciones eminentes, en su día. Cristo es llamado a menudo el hijo de David, y Salomón era un tipo de él en esto, como en otras cosas, ya que él abrió su boca en parábolas o proverbios.
3. Él era rey de Israel, un rey, pero no era ningún menosprecio para él ser instructor del ignorante, y un maestro de niños, rey de Israel, de esa gente entre quien Dios era conocido y su nombre era grande; entre ellos él aprendió la sabiduría, y a ellos la comunicó. Toda la tierra buscó a Salomón para oír su sabiduría, que sobresalió a la de todos los hombres (1 Reyes 4:30; 10:24); era un honor para Israel que su rey fuera tal dictador, tal oráculo. Salomón era famoso por sus proverbios; cada palabra que él dijo tenía el peso en sí misma, y algo que era sorprendente y edificante. Sus criados que lo asistieron, y oyeron su sabiduría, habían entre ellos, recogido 3000 proverbios los cuales escribieron en sus diarios; pero éstos fueron de su propia escritura, y no ascienden a cerca de mil. En éstos él fue divinamente inspirado. Algunos piensan que de esos otros proverbios, que no fueron inspirados, los libros apócrifos de Eclesiástico y Sabiduría de Salomón fueron compilados, en los que hay muchos refranes excelentes, y de gran uso; pero, al tomarlos en conjunto, están muy por debajo de este libro. Los emperadores romanos tenían cada uno de ellos su símbolo o lema, así como muchos ahora tienen su escudo de armas. Pero Salomón tenía muchos refranes de peso, no como los suyos, prestados de otros, sino del producto de esa sabiduría extraordinaria con la cual Dios lo dotó al él.
II. Para qué fin fueron escritos (v. 2-4), no para ganar una reputación al autor, o consolidar su interés entre sus súbditos, sino para el uso y el beneficio de todos que en cada época y lugar serán gobernados por estos dictados y los estudiarán de cerca. Este libro nos ayudará,
1. Para formar nociones rectas de las cosas, y para poseer nuestras mentes con ideas claras y distintas de ellas, que podemos conocer sabiduría e instrucción, esa sabiduría que se consigue por la instrucción, por la revelación divina, podemos conocer ambas cómo hablar y actuar sabiamente e instruir a otros.
2. Para distinguir entre la verdad y la falsedad, el bien y el mal—conocer razones prudentes, comprenderlas, juzgarlas, evitar errores, y para dar cabida a lo que se nos enseña a nosotros mismos y para nuestro propio uso, para que podamos discernir las cosas que difieren y no imponerlas, y podamos aprobar cosas excelentes y no perder el beneficio de ellas, así como el apóstol ora (Filipenses. 1. 10).
3. Para ordenar nuestra conversación correctamente en cada asunto (v. 3). Este libro dará, eso que podemos recibir, el consejo de prudencia, ese conocimiento que dirigirá nuestra práctica en justicia, juicio, y equidad, que nos dispondrá para dar a cada uno lo suyo, a Dios las cosas que son Dios, en todas los ejercicios de la devoción, y a los hombres lo que a los hombre se debe, según las obligaciones que por la relación, función, acuerdos, o sobre cualquier otro asunto, le somos subordinados. Tenga en cuenta, aquellos son verdaderamente prudentes, y ninguno sino aquellos, que son universalmente meticulosos; y el diseño de la escritura es enseñarnos esa sabiduría, justicia en los deberes de la primera tabla, juicio en los de la segunda tabla, y equidad (que es sinceridad) en ambos; así algunos los distinguen.
III. Para el uso de quién fueron escritos, (v. 4). Son para el uso de todos, pero están diseñados especialmente,
1. Para los simples, darle sagacidad. Las instrucciones aquí dadas son simples y fáciles, y al nivel de la capacidad más humilde, los hombres indecisos, aunque tontos, no errarán en ellas; y ésos hombres son propensos a recibir beneficios de esas instrucciones ya que son sensibles de su propia ignorancia y de su necesidad de ser instruidos, y están por lo tanto, deseosos de recibirla; y los que reciben estas instrucciones en su luz y poder, aunque sean simples, por este medio serán sagaces, gentilmente astutos para conocer el pecado que deben evitar y el deber que tienen, y para escapar de las artimañas del tentador. El que es tan inofensivo como una paloma al observar las reglas de Salomón puede llegar a ser astuto como una serpiente; y el que ha sido pecaminosamente necio cuando comienza a gobernarse por la palabra de Dios se hace delicadamente sabio.
2. Para los jóvenes, darle inteligencia y cordura. La juventud es la edad de aprendizaje, en la que el joven aprovecha las instrucciones, recibe impresiones, y conserva lo que se aprende; es por lo tanto de gran importancia que la mente esté bien madura, ni puede recibir un tinte mejor que de los proverbios de Salomón. La juventud es impetuosa, precipitada y desconsiderada; el hombre nace como el pollino del asno salvaje, y por lo tanto necesita ser quebrantado por las restricciones y de ser dirigido por las reglas que encontramos en este mundo. Y, si la gente joven prestara atención a sus caminos según los proverbios de Salomón, pronto ganarán la inteligencia y cordura de los más viejos. Salomón tenía un ojo puesto a la posteridad al escribir este libro, esperando que por medio de él las mentes de las siguientes generaciones fueran sazonadas con los principios abundantes de la sabiduría y de la virtud.
IV. Qué buen uso se puede hacer de ellos, (v. 5, 6). Los que son jóvenes y simples pueden por ellos ser hechos sabios, y no son excluidos de la escuela de Salomón, así como la de Platón. ¿Pero es exclusivamente para tales? No; aquí no hay sólo leche para los bebés, sino carne sólida para los adultos. Este libro no sólo hará al tonto y malo sabio y bueno, sino que al sabio y mejor aún más sabio y mucho mejor; y aunque el hombre simple y el joven tome estas instrucciones a la ligera, y  puede que no le parezca ser lo mejor para ellos, el hombre sabio  las oirá. La sabiduría será justificada por sus propios hijos, aunque no por los muchachos sentados en la plaza del mercado. Tenga en cuenta esto, incluso los hombres sabios deben oír, y no creerse demasiado sabios para aprender todavía más. Un hombre sabio es sensible de sus propios defectos (Soy ignorante de muchas cosas, pero no de mi propia ignorancia), y por lo tanto sigue adelante, aprendiendo más, para saber más y saberlo mejor, más claramente, y saber mejor cómo hacer uso de ello. Mientras vivamos debemos esforzarnos para aumentar todo aprendizaje que sea útil. Era un refrán de uno de los más grandes rabinos, "Si nuestro stock de conocimiento no aumenta, se está perdiendo”; y los que quieren aumentar su aprendizaje deben estudiar las escrituras; estas hacen perfecto al hombre de Dios. Un hombre sabio, aumentando su aprendizaje, no sólo es de provecho para sí mismo, sino que también para otros,
1. Como consejero. Un hombre entendido en estos preceptos de sabiduría, comparándolos entre sí y con sus propias observaciones, poco a poco adquirirá consejos sabios; él recibirá justa promoción, y será consultado como oráculo, y se le confiará la administración de asuntos públicos; él vendrá a sentarse a la cabeza. También note que, La maestría es la manera de honrar; y a los que Dios ha bendecido con sabiduría deben estudiar para hacer lo bueno con ésta, según cuál sea su ámbito. Es más digno ser consejero de un príncipe, pero es más caritativo ser consejero para los pobres, así como Job con su sabiduría. Job 29. 15, “Yo era ojos a los ciegos”.
2. Como intérprete (v. 6) - para entender proverbio. Salomón era a sí mismo famoso por exponer enigmas y resolver preguntas difíciles, lo cual era en la antigüedad el entretenimiento célebre de los príncipes orientales, ser testigos de las soluciones que dio a las preguntas con las que la reina de Saba pensó que le desconcertarían. Ahora aquí él se compromete equipar a sus lectores con ese talento, hasta sería útil a los mejores propósitos. Entenderán proverbio, incluso la interpretación, sin la cual el proverbio es una nuez que no ha sido abierta; cuando oyen un refrán sabio, aunque sea figurado, tomarán el sentido de él, y sabrán cómo hacer uso del mismo. Las palabras de sabios son refranes a veces oscuros. En las epístolas de Pablo las cuales son difíciles de ser entendidas; pero a los que, son bien versados en las escrituras, saben cómo comparar lo espiritual con lo espiritual, serán fáciles y seguras; de modo que, si se les pregunta, ¿han entendido todas estas cosas? Pueden contestar, Sí, señor. Tenga en cuenta, Es un crédito a la religión cuando los hombres honestos son hombres con sentido; por lo tanto toda la persona buena debe tener como objetivo el ser inteligente, esmerarse en el uso de los medios, para que su conocimiento pueda aumentar.

MATTHEW HENRY

domingo, 23 de junio de 2013

¡EL CALVARIO! por J. C. Ryle

¡EL CALVARIO!
por
J. C. Ryle
(1816-1900)



Usted probablemente sabe que el Calvario era un lugar cerca de Jerusalén, en donde el Señor Jesucristo, el hijo de dios, fue crucificado. No sabemos nada sobre el Calvario además de esto. Llamo este breve tratado "El Calvario", porque voy a hablarle sobre los sufrimientos y crucifixión de Cristo.

Me temo que mucha ignorancia prevalece entre las personas sobre el tema de los sufrimientos de Jesucristo. Sospecho que muchos no ven ninguna gloria y belleza peculiares en la historia de la crucifixión: por el contrario; lo creen doloroso, humillante, y degradante. Ellos no ven mucho beneficio en la historia de la muerte y de los sufrimientos de Cristo: más bien dan vuelta como si fuera una cosa desagradable.

Ahora creo que tales personas están absolutamente equivocadas. No puedo estar de acuerdo con ellos. Creo que es excelente para todos nosotros permanecer continuamente en el crucifixión de Cristo. Es algo bueno recordar a menudo cómo Jesús fue traicionado en las manos de hombres impíos, - cómo lo condenaron en un juicio injusto, - cómo lo escupieron, lo azotaron, lo golpearon, y lo coronaron con espinas, - cómo lo llevaron como cordero al matadero, sin murmurar u oponerse, - cómo clavaron los clavos a través de sus manos y pies, y fíjelo en el Calvario entre dos ladrones, cómo perforaron su lado con una lanza, se burlaron en su sufrimiento, y déjelo colgar allí desnudo y sangrando hasta que murió. De todas estas cosas, digo, es bueno que sea recordado. No es para nada que la crucifixión está descrito cuatro veces en el nuevo testamento. Hay muy pocas cosas que los cuatro escritores de los evangelios describen: en términos generales, si Mateo, Marcos, y Lucas dicen una cosa en la historia de nuestro Señor, Juan no la dice; pero hay una cosa que los cuatro nos dan completamente, y esa cosa es la historia de la cruz. Esto es un hecho contundente, y no debe ser pasado por alto.

Me parece que las personas olvidan que los sufrimientos de Cristo en el Calvario fueron predestinados. Estos no vinieron a él por casualidad o accidente: todos fueron planeados, aconsejados, y determinados desde la eternidad; la cruz fue prevista, en todas las provisiones de la Trinidad eterna para la salvación de pecadores. En los propósitos de Dios la cruz fue establecida desde la eternidad. Ni un latido de dolor sintió Jesús, ni una gota preciosa de la sangre de Jesús fue derramada, que no había sido designada hace tiempo. Sabiduría infinita planeó que la redención debía ser por la cruz: sabiduría infinita trajo a Jesús a la cruz a su debido tiempo. Fue crucificado por el determinado consejo y presciencia de Dios.

Me parece que las personas olvidan que todos los sufrimientos de Cristo en el Calvario eran necesarios para la salvación del hombre. Él tenía que llevar nuestros pecados, si alguna vez iban a ser llevados en absoluto: por su llaga solo podríamos ser curados. Éste era el único pago de nuestras deudas que Dios aceptaría; éste era el gran sacrificio de el cual nuestra vida eterna dependió. Si Cristo no hubiera ido a la cruz y no hubiera sufrido en nuestro lugar, el justo por el injusto, allí no habría habido una chispa de esperanza pornosotros; habría habido un golfo impresionante entre nosotros y Dios, al que ningún hombre habría podido pasar. La cruz era necesaria, para que pudiera haber expiación por el pecado .

Me parece que las personas olvidan que todos los sufrimientos de Cristo fueronsoportados voluntariamente y por su propia voluntad. Él no estaba bajo ninguna obligación: por su propia elección él colocó su vida: por su propia elección él fue al Calvario a acabar el trabajo que él vino hacer. Podría haber convocado fácilmente legiones de ángeles con una palabra, y dispersados Pilatos y Herodes, y todos sus ejércitos, como paja ante el viento; pero él era una víctima dispuesta: Su corazón estaba puesto en la salvación de pecadores. Él estaba decidido a abrir una fuente para todo el pecado e impureza, al derramar su propia sangre.

Lector, cuando pienso en todo el esto, no veo nada doloroso o desagradable en el tema de la crucifixión de Cristo; por el contrario, veo en él sabiduría y poder, paz y esperanza, alegría y gozo, comodidad y consolación. Cuanto más mantengo la cruz en mente, mayor plenitud me parece discernir en él; cuanto más detengo mis pensamientos en la crucifixión, más satisfecho estoy que hay mucho más que aprender en el Calvario que en cualquier otro lugar del mundo.

¿Sabría la longitud y la anchura del amor de Dios  padre hacia un mundo pecaminoso? ¿Dónde lo veré más expuesto? ¿Miraré su sol glorioso, brillando diariamente sobre el ingrato y malvado? ¿Miraré el tiempo de la semilla y la cosecha, volviendo en la sucesión anual regular? ¡Oh, no! Puedo encontrar una prueba más fuerte del amor que cualquier cosa de esta clase. Miro la cruz de Cristo: No veo la causa del amor del Padre, si no el efecto Allí veo que Dios amó tanto este mundo impío, que entregó a su único hijo, - lo dio para sufrir y morir- para que todo aquél que cree en El no muera, mas tenga vida eterna. Sé que el padre nos ama, porque él no retuvo de nosotros a su hijo, su único hijo. Ah, lector, puede ser que algunas veces imagino que Dios el padre es demasiado alto y santo para cuidar criaturas desgraciadas, corruptas tales como lo somos: pero no puedo, no debo, no me atrevo a pensarlo, cuando miro los sufrimientos de Cristo en el Calvario.

¿Sabría cuan extremadamente pecaminoso y abominable es el pecado a la vista de Dios? ¿Dónde veré eso más completamente acentuado? ¿Daré vuelta a la historia del diluvio, y leeré cuanto pecado sumergió el mundo? ¿Iré a la orilla del Mar Muerto, y señalaré lo que el pecado trajo a Sodoma y Gomorra? ¿Daré vuelta a los judíos errantes, y observaré cómo el pecado los ha dispersado sobre la faz de la tierra? No: Puedo todavía encontrar una prueba más clara, yo miro lo que sucedió en el Calvario. Allí veo que el pecado es tan negro y detestable que nada solo la sangre del propio hijo de Dios puede lavarlo; allí veo que el pecado me ha separado de mi santo Creador que todos los ángeles en el cielo nunca habrían podido hacer la paz entre nosotros: nada podía reconciliarnos, por debajo de la muerte de Cristo. Ah, si escuché la charla desgraciada de hombres orgullosos yo puedo imaginar el pecado no era tan pecaminoso; pero no puedo pensar poco del pecado cuando miro el Calvario.

¿Sabría la plenitud y lo completo de la salvación que Dios ha provisto para los pecadores? ¿Dónde lo veré más claramente? ¿Iré a las declaraciones generales en la Biblia sobre la misericordia de Dios? ¿Descansaré en la verdad general que Dios es un dios del amor? ¡Oh, no! Miraré la crucifixión en el Calvario. No encuentro ninguna evidencia como esta: No encuentro ningún bálsamo para una conciencia dolorida y un corazón preocupado como la visión de Jesús muriendo por mí en el madero maldito. Allí veo que un pago completo se ha hecho para todas mis deudas enormes. La maldición de esa ley que he roto, ha venido sobre Uno que allí sufrió en mi lugar; las demandas de esa ley todas están satisfechas: el pago se ha hecho para mí incluso hasta el último cuarto. No será requerido dos veces. Ah, puede ser que me imagine a veces que era demasiado malo para ser perdonado; mi propio corazón susurra a veces que soy demasiado impío para ser salvado. Pero sé en mis mejores momentos que ésto es toda mi necia incredulidad; leí una respuesta a mis dudas en la vertiente de la sangre en el Calvario. Me siento seguro que hay un camino al cielo para el más vil de los hombres, cuando miro a la cruz.

¿Encontraría razones de peso para ser un hombre santo? ¿A dónde me dirijo a ellos? ¿Escucharé los diez mandamientos simplemente? ¿Estudiaré los ejemplos dados en la biblia de lo que puede hacer la gracia? ¿Meditaré en las recompensas del cielo, y los castigos del infierno? ¿Todavía no hay motivo más fuerte? Sí. Miraré la crucifixión en el Calvario. Allí veo el amor de Cristo el obligándome a que viva no para mí, sino para Él: allí veo que ahora no soy mi dueño, - me compran con un precio: Estoy limitado por las obligaciones más solemnes de glorificar a Jesús con el cuerpo y el espíritu, que son Suyos. Allí veo que Jesús se dio para mí, no sólo para redimirme de iniquidad, pero también para purificarme, y me hago uno de una persona peculiar, celoso de buenos obras. Él cargó mis pecados en su propio cuerpo en el madero, para que al estar muerto al pecado viva en rectitud. ¡Ah, lector, no hay nada tan santificante como una visión clara de la cruz de Cristo! Crucifica el mundo para nosotros, y nosotros para el mundo. ¿Cómo podemos amar pecado cuando recordamos que debido a nuestros pecados Jesús murió? Seguramente ninguno debe ser tan santo como los discípulos del Señor crucificado.

¿ Aprendería cómo estar alegre bajo todos los cuidados y ansiedades de la vida? ¿A qué escuela iré? ¿Cómo lograr alcanzar este estado de ánimo más fácilmente? ¿Miraré la soberanía de Dios, la sabiduría de Dios, la providencia de Dios, el amor del dios? Está bien hacer así: pero todavía tengo un argumento mejor. Miraré la crucifixión en el Calvario. Siento que él que no escatimó su único hijo sino que lo entregó hasta morir por mí, seguramente con que él me dará todas las cosas que realmente necesito: Él que aguantó ese dolor por mi alma, seguramente no retendrá de mí cualquier cosa que sea realmente buena: Él que ha hecho lo más grandes cosas por mí, hará sin duda alguna las pocas cosas también. Él que dio su propia sangre para procurarme un hogar, me proveerá indiscutiblemente de todo lo que sea realmente provechoso para mí a propósito. Ah, lector, no hay escuela para aprender alegría que se pueda comparar con el Calvario y el pie de la cruz.

¿Reuniría argumento con la esperanza de que nunca voy a ser desechado?¿Dónde iré a encontrarlos? ¿Miraré mis propios dones y gracia? ¿Me consolaré en mi propia fe y amor, y penitencia y celo, y oración? ¿Me volveré a mi propio corazón, y diré, "este mismo corazón nunca será falso y frío? ¡Oh, no! ¡Dios prohíbe! Miraré la crucifixión en el Calvario. Éste es mi gran argumento: éste es mi apoyo principal. No puedo pensar que él que pasó por tales sufrimientos para redimir mi alma, dejará que el alma perecer después de todo, cuando se ha echado una vez en él. ¡Oh, no! Lo que Jesús pagó por Jesús seguramente mantendrá. Pagó un alto precio por ello: Él no lo dejará perderse fácilmente. Él murió por mí cuando era todo un pecador: Él nunca me abandonará después de que haya creído. Ah, lector, cuando Satán le tiente al dudar si el pueblo de Cristo será guardado de caer, usted debe decir a Satán que usted no puede desesperarse cuando mira a la cruz. ¿Y ahora, lector, usted se maravillará cuando digo que todos los cristianos deben dirigirse más a la crucifixión? ¿Usted no se preguntará que cualquiera puede oír hablar de los sufrimientos de Cristo en el Calvario y permanecer indiferente? Declaro no conozco ninguna mayor prueba de la depravación del hombre que el hecho de que los millares de supuestos cristianos no consideran nada encantador en la cruz. Bien nuestros corazones pueden llamarse de piedra, bien pueden los ojos de nuestra mente llamarse ciegos, bien puede nuestra naturaleza llamarse enferma, bien podemos todos ser llamados muertos, - cuando se oye de la cruz de Cristo, y aún así ser desatendida. Podemos tomar seguramente las palabras del profeta, y decir,"Oíd, cielos y asombrarse, oh tierra: se hace una cosa maravillosa y horrible," - Cristo fue crucificado por pecadores, pero muchos cristianos viven como si nunca fue crucificado en absoluto!

Lector, si usted nunca pensó mucho en el Calvario y de la crucifixion antes, - Confío que usted habrá aprendido algo hoy.
___________________________________________
Agregado a la collección de J. C. Ryle Bible Bulletin Board por:


nuestro Web site: www.biblebb.com y email de www.gospelgems.com

en línea desde 1986

sábado, 1 de junio de 2013

Perdón J C Ryle

     El siguiente es un estudio para evangelismo o discipulado que preparé este año para una actividad de la Iglesia. Está basado en el sermón de J. C. Ryle titulado "Forgiveness". La idea es buscar los pasajes en la Biblia, meditar en ellos y anotar lo que se entiende de estos pasajes. Quité las lineas por tener dificultades con el formato final. Espero que les sirva. Bendiciones.

Perdón (J. C. Ryle)

“Vuestros pecados os han sido perdonados por su nombre.” 1Jn 2:12 

I. La necesidad que tenemos de perdón
1. Todos somos grandes pecadores:
     Romanos 3:23

     Romanos 3:23 

     Romanos 6:23 

2. Todos somos pecadores delante de Dios (Ley moral de Dios):
      Romanos 3:19 

      Hebreos 9:27 

3. ¿Y cómo es ese Dios al cual tendremos un día que darle cuentas de todo?
      Isaías 6:3, Apocalipsis 4:8 

     Habacuc 1:13 


II. El camino para el perdón

1. ¿Qué nos puede proporcionar el perdón? ¿Pastores? ¿Sacramentos? ¿Nuestras obras?
     Lucas  17:10 ¿Podemos hacer algo para obtener el perdón?


 2. ¿Cuál es el camino para obtener el perdón?
     Hechos 10:43, 13:38 

     Colosenses 1:14 

Cristo “quita el pecado”, “nos purifica de nuestros pecados”, “llevará nuestras iniquidades”, “expiar el pecado” (Isaías 53:11, Juan. 1:29, Hebreos. 1:3, 9:26, Daniel. 9:24)

III. El perdón ofrecido por Él es:
1. Completo. Isaías 1:18, 1 Juan. 1:7, 1 Corintios. 6:11 

2. Incondicional. Isaías. 55:1, Apocalipsis. 22:17 

3. Es ofrecido en todo momento. Isaías 55:1, Juan. 8:37 

4. Es perdón verdadero y ejemplos de esto los encontramos en la escrituras. Saqueo el extorsionador, Saulo el perseguidor, Pedro el que negó a Cristo.

5.Este perdón es para siempre. Miqueas 7:19, Jeremías 50:20, 31:34, Isaías 38:17 

IV. Los que han sido perdonados
1. Odian el pecado. Hechos 19:19, 1 Corintios 15:9 

2. Aman a Cristo. Juan 5:23

3. Son humildes. Efesios 3:8 Genesis 32:10 

4. Buscan la santidad. Lucas 19:8

Conclusión

¿Has sido perdonado? ¿Crees que no, pero esperas algún día empezar a buscarlo.
     Apocalipsis 20:12

     Éxodo 12:13

¿Deseas ese perdón?
     1 Juan 1:9

Para todo aquél que ha sido perdonado
Salmo 32:1  No hay mayor bendición que esta.